Generalmente la mayoría de las personas, compañías, autoridades, regiones, países, presidentes presidentas y todos los seres humanos tomamos decisiones basadas, básicamente, en ilusiones que uno cree que son las correctas. Y estas decisiones son las mejores dentro de la realidad que uno es capaz de reconocer. Entonces, cualquier ser que toma decisiones, debería pensar, si realmente está tomando una buena decisión o una mala decisión, «cuando uno duda de una decisión de la que está tomando, ya está tomando una mala decisión». Si ello ocurre, la persona o autoridad debería detenerse por un minuto para tomar una decisión mejor. 

Si miramos un poco el pasado de nuestro país, pienso que no hay que tener ni dos dedos de frente para ver las pésimas decisiones que han tomado las personas que al parecer están capacitadas o dicen saber lo que es mejor para los ciudadanos de nuestro querido país. Quisiera apostar que la realidad es que esas personas que creen qué es lo mejor para el país están basadas en ilusiones a su realidad y la que mejor conocen, y están extremadamente equivocados y equivocadas.

Lo más efectivo de un verdadero líder es detenerse a pensar si está tomando una mala decisión para tomar una decisión mejor. Es obvio que deberíamos utilizar la cabeza (mente/cerebro) para formularnos preguntas de valorización, y para encontrar respuestas mejores a las que estamos asumiendo y que es una decisión errónea que están tomando y con esto poder encontrar una respuesta mejor a lo que vamos a decidir. 

Asimismo, las decisiones que nosotros tomamos revelan las creencias acerca de uno mismo, sobre todo en temas como la integridad que desarrollamos a través de la experiencia de la vida, algunos lo llaman intuición, entre comillas. Pero cuando vemos la realidad tal como es, un tema muy difícil en nuestro país por el doble estándar que existe, “falta de transparencia” y “la mentira” que generalmente uno puede ver a su alrededor la cantidad de malas decisiones que se toman día a día, es una tremenda mediocridad. 

Si nos dejamos llevar por los sentimientos o sensaciones o como quieran llamarle, apareceremos pronosticando un oráculo, al cual no sabemos realmente los resultados que vamos a tener. Para obtener los resultados que realmente creemos que merecemos cada uno de nosotros, el mejor guía de las decisiones que se toman somos nosotros mismos, con criterio, con humildad, con sinceridad y siempre para el bien de los demás. 

Mientras nosotros podamos ayudar a otros para que tomen buenas decisiones, tenemos, que realmente trabajar muy duro para adquirir el arte de saber decir «sí o no» en una decisión de la cual tenemos que hacernos responsables. Sólo como una base para hacernos un mapa para tomar las mejores decisiones, generalmente deberíamos hacer algunas preguntas. La primera es preguntarse si estoy persiguiendo una verdadera necesidad, si estoy informado de las opciones que tengo, he pensado esto con detalle para obtener un mejor resultado en la decisión que estoy tomando, estoy realmente diciéndome la verdad a mí mismo, me siento realmente bien con respecto a esta decisión, me demuestran mis acciones que esto es lo mejor que estoy haciendo. Una vez, que se responden estas preguntas y si todas son afirmativas. Uno está tomando una buena decisión. Si una de las respuestas es negativa, vuelva a cuestionarse porque ya está tomando una mala decisión que involucra a muchas personas inocentes de su ignorancia.

Bernardo Javalquinto